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EL CHOCLO

Actualizado: 19 ene 2023

Letras: Enrique Santos Discépolo - Música: Ángel Villoldo




Esta canción, cuya melodía ha sido ampliamente difundida más allá del universo del tango, es un tema interesante que ilustra algunas facetas de la cultura Tango:

Música - compuesta alrededor de 1904 (1948 es la fecha de la primera grabación con las letras de Discépolo) por el gran Angel Villoldo, era probablemente originalmente una milonga, como lo demuestran las interpretaciones de Libertad Lamarque (1948) y Tita Merello (1954). Sin embargo, las interpretaciones de Charlo (1952) y Angel Vargas (1941) y Alberto Castillo están en ritmo de tango.



Poesía, historia y sociología

"El choclo" tuvo tres versiones de texto: la del compositor, prácticamente olvidada, la de Catán Marambio, interpretada en 1941 por Ángel Vargas, y la de Discépolo, basada en la anterior (de ahí la mención de los dos autores), que fue grabada por primera vez por Libertad Lamarque en 1948, es la más conocida hoy en día (cf. Las Letras del tango - Editorial Fundación Ross - p. 373).

La versión de Discépolo es un verdadero himno al tango, que habría permitido a los habitantes de los pobres barrios salir de la miseria, e incluso a algunos hacer el puente con París, que tuvo un importante papel en la historia del tango en los años 1910.

Este texto evoca con nostalgia y ternura la "fauna" de estos barrios, en una enumeración en Lunfardo de los personajes de esta sociedad muy pobre donde se luchaba por la vida en todos los sentidos del término: las chicas (pebetas, grelas, paicas), los ricachos que las mantenían (el Bacán), los matones (Reo), pero también el personaje sagrado de la madre (la Vieja) que vuelve del más allá en la punta de los pies para besar al narrador.

Citemos algunos versos:


Con este tango nació el tango, y como un grito

salió del sórdido barrial buscando el cielo;

......


Al evocarte, tango querido,

siento que tiemblan las baldosas de un bailongo

y oigo el rezongo de mi pasado...

......


¡Misa de faldas, querosén, tajo y cuchillo,

que ardió en los conventillos y ardió en mi corazón.







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