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LA LUNA EN LA POESÍA DE HOMERO MANZI

Actualizado: 21 ago 2023

Por el cielo va la luna

con un niño de la mano

Federico García Lorca - Romance de luna luna


Cabe poca duda que los poetas españoles de la primera mitad del XX hayan influenciado, o por lo menos inspirado, a los letristas del tango, siendo además que algunos de estos tenían una cultura literaria extensa.

Pero se da aquí un enfoque especial hacia Lorca, especialmente por los temas populares de su poemario, por el espacio que dio a la luna - uno de los arquetipos de los poetas del tango y, last but not least, ¡por el interés que mostró hacia el tango!

Homero Manzi vivió 44 años (1907-1951), y alrededor de 1948 sabía que su enfermedad tenía pocas posibilidades de curarse.


La luna está presente, casi como un actor, en varias de las escenas descritas por Homero Manzi. Cito y comento a continuación estrofas de 7 obras representativas, por orden cronológico, analizadas en mi libro "Poesía de luna y tango" (Julio 2021 - Ed Universo de letras / Grupo Planeta - 550 p).


Esquinas porteñas (1933) - Vals

Homero Manzi - Sebastián Piana


Evocación muy nostálgica de un amor de juventud que la muerte de la muchacha se llevó, mezclada con una pintura de los barrios de aquel entonces.

La primera estrofa es típica de Manzi por sus figuras estilísticas, con un vocabulario simple y sin lunfardo, y sobre todo evoca el contexto y transmite la emoción del hombre, personificando a la luna y al sol, que pintan la esquina. La luna también está mentada en la metáfora “treinta lunas …” para dar una indicación de tiempo.


Esquina de barrio porteño

te pintan los muros la luna y el sol.

Te lloran las lluvias de invierno

en las acuarelas de mi evocación.

Treinta lunas conocen mi herida

y cien callecitas nos vieron pasar.

Se cruzaron tu vida y mi vida,

tomaste la senda que no vuelve más.



Milonga triste (1936) - Milonga

Homero Manzi - Sebastián Piana


Grito desgarrador del poeta que evoca, llora y llama a su novia muerta, con metáforas muy logradas. Subrayemos especialmente “la luna cayó en el agua”, metáfora que responde a la "claridad de luna llena" de la primera estrofa.

Es un himno, casi una oración, a la muerta, y aquí la evocación va hasta la escena del entierro, con la sublime y dolorosa metáfora “llevamos tu silencio”.


Cerraste los ojos negros.

Se volvió tu cara blanca.

Y llevamos tu silencio

al sonar de las campanas.

La luna cayó en el agua,

El dolor golpeó mi pecho.

Con cuerdas de cien guitarras

me trencé remordimientos. ¡Ay!...

Volví por caminos viejos,

volví sin poder llegar.

Grité con tu nombre muerto

recé sin saber rezar.



Barrio de tango (1942) - Tango

Homero Manzi - Aníbal Troilo


Este tango es ante todo una pintura muy evocadora de un arrabal en Pompeya, y la remembranza nostálgica de personajes de antaño: los amigos casi difuminados, la Juana que el protagonista no consigue olvidar, a pesar del tiempo. Y la luna, aunada con el "misterio" de aquel lugar de memoria, cuya añoranza se resume en la muy lograda metáfora "¡desde el recuerdo te vuelvo a ver!".


Barrio de tango, luna y misterio,

calles lejanas, ¡cómo estarán!

Viejos amigos que hoy ni recuerdo,

¡qué se habrán hecho, dónde andarán!

Barrio de tango, qué fue de aquella,

Juana, la rubia, que tanto amé.

¡Sabrá que sufro, pensando en ella,

desde la tarde que la dejé!

Barrio de tango, luna y misterio,

¡desde el recuerdo te vuelvo a ver!



Mañana zarpa un barco (1942) - Tango

Homero Manzi - Lucio Demare


La belleza de este tango es debida a una mezcla sutil de tres temas y sus emociones respectivas: la lamentable prostitución, la vida y las nostalgias de los marineros, la pasión del tango, simbolizada por el Riachuelo y el bandoneón.

Manzi menciona la tristeza y la pena de una de esas "muchachas de ojos tristes", que el marinero trata de consolar: "Diré tu nombre cuando me encuentre lejos, tendré un recuerdo para contarle al mar".

La tercera estrofa nombra y personifica al tango, con la sublime metáfora “el tango es puerto amigo donde ancla la ilusión”, y concluye con un resumen poético de la vida del marinero en el barco, y su sueño "de noche, con la luna".


Dos meses en un barco viajó mi corazón,

Dos meses añorando la voz del bandoneón.

El tango es puerto amigo donde ancla la ilusión,

Al ritmo de su danza se hamaca la emoción.

De noche, con la luna, soñando sobre el mar,

el ritmo de las olas me miente su compás.

Bailemos este tango, no quiero recordar.

Mañana zarpa un barco, tal vez no vuelva más.



Después (1944) - Tango

Homero Manzi - Hugo Gutiérrez


Se trata muy posiblemente de la muerte de una mujer amada, y de su “después”: evocación algo cinematográfica de la muerte, luego canto del dolor en el recuerdo, y termina con el después enfrentado con el pasado. La primera estrofa da una descripción desgarradora de la agonía, bajo la mirada de la "luna en sangre" en "la noche enorme en el cristal".


Después ...

La luna en sangre y tu emoción,

y el anticipo del final

en un oscuro nubarrón.

Luego ...

irremediablemente,

tus ojos tan ausentes

llorando sin dolor.

Y después...

La noche enorme en el cristal,

y tu fatiga de vivir

y mi deseo de luchar.

Luego ...

tu piel como de nieve,

y en una ausencia leve

tu pálido final.



Sur (1948) - Tango

Homero Manzi - Aníbal Troilo


La segunda estrofa empieza por una invocación a ese “Sur”, pequeña anáfora de una sílaba, que la música prolonga con cierta intensidad en el primer verso, y se repite como una queja en el segundo, antes de dar lugar a la añoranza del pasado.

Los tres últimos versos cantan una evocación conmovedora de todo lo que ha muerto: "las calles y las lunas suburbanas", el amor.


Sur, paredón y después…

Sur, una luz de almacén…

Ya nunca me verás como me vieras,

recostado en la vidriera y esperándote.

Ya nunca alumbraré con las estrellas,

nuestra marcha sin querellas

por las noches de Pompeya…

Las calles y las lunas suburbanas,

y mi amor y tu ventana

todo ha muerto, ya lo sé…



El último organito (1949) - Tango

Homero Manzi - Acho Manzi


El organito y el organillero que lo manejaba eran, alrededor del 1900, el primer medio de divulgación del tango. Recorrían los arrabales y llevaban un poco de distracción y emoción para los adultos, una fiestecita para las criaturas, sobre todo cuando unos muñequitos bailaban detrás de una hornacina.

Los poetas del tango los han cantado, posiblemente siguiendo a Evaristo Carriego, especialmente en “Has vuelto”.

Merece ser resaltada la poesía sonora y visual de “con pasos apagados elegirá la esquina donde se mezclan luces de lunay almacén”, dos versos que restituyen un ambiente, de forma casi cinematográfica.


Las ruedas embarradas del último organito

vendrán desde la tarde buscando el arrabal,

con un caballo flaco y un rengo y un monito

y un coro de muchachas vestidas de percal.

Con pasos apagados elegirá la esquina

donde se mezclan luces de luna y almacén

para que bailen valses detrás de la hornacina

la pálida marquesa y el pálido marqués.



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