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Foto del escritorLéon LB

VIEJA RECOVA Historia de una decadencia



Tango 1930

Letra: Enrique Cadícamo Música: Rodolfo Sciammarella

(en mi libro Poesía de luna y tango: p. 475)


Primera grabación


Otras interpretaciones


Una interpretación bailada



Historia del encuentro improbable del narrador, una noche que iba caminando “solo y triste” por una porticada (“recova”), con una vieja mendiga vestida de harapos, en la que reconoce a una amiga de juventud, que conoció cuando era una reina de las noches de cabaret. Encuentro que le conmociona y le lleva a meditar dolorosamente sobre su pasado.

Observemos que Enrique Santos Discépolo, dos años antes, había escrito "Esta noche me emborracho" (en mi libro Poesía de luna y tango: p. 301), cuyo tema es algo similar: encuentro del protagoniste con una mujer que había sido diez años atrás una belleza que le puso loco de amor y le llevó a un desastre moral y social, y que hoy está totalement decaída y ademaás grotesca en su vestimenta llamativa.


Cadícamo nos hace vivir una pequeña escena con una descripción alegórica bastante visual: el narrador, bebido (“como un curda”), camina de prisa por una porticada, cuando percibe a su izquierda (“en el lado de la zurda”) algo como una queja, insistiendo para darle lástima: “el filo de una pena que … por tajear mi corazón”.

Sigue con la descripción trágica de la pobre mujer y alude al desenlace con la imagen de la mujer que se tapa “el rostro avergonzado”, lo que explicitará después en el estribillo.


La otra noche mientras iba

caminando como un curda,

tranco a tranco, solo y triste,

recorriendo el veredón,

sentí el filo de una pena

que en el lado de la "zurda"

se empeñaba traicionera

por tajear mi corazón.

Entre harapos lamentables

una pobre limosnera

sollozando su desgracia

a mi lado se acercó,

y al tirarle unas monedas

a la vieja pordiosera

vi que el rostro avergonzado

con las manos se tapó.


De esta escena conmovedora, queda en su memoria la imagen del lugar, la “vieja recova” que da su título a la canción, y que le lleva a la palabra de doble sentido tan lograda, “rinconada”: al sentido literal, la mendiga está en una rinconada de la recova, pero esta palabra puede entenderse, en sentido figurado, como una metáfora de la estrechez y la oscuridad que resultan de su decadencia.

Además, en el estribillo hay varias figuras retóricas para calificar al naufragio de la mujer: “muestra fatal”, ¿que quizás se puede comprender como un cartel o un afiche de la decadencia? la metáfora de la “carta brava”, carta feroz que le tocó por mala suerte, la metáfora del juego de taba, que le salió al revés.


Vieja recova, rinconada de su vida,

la encontré vieja y perdida

como una muestra fatal.

La mala suerte le jugó una carta brava,

se le dio vuelta la taba,

la vejez la derrotó.

¡Vieja recova,

si vieras cuánto dolor!


Ahora vuelve al pasado, recuerda cuando era joven, y probablemente una de las estrellas de los cabarets (“noches de champán”), posiblemente un poco mitómana, ya que iba “tejiendo fantasías con sus sueños de alto vuelo”.

Pero le tiene compasión, por su destino tan negro, que nadie podía imaginar, y le duele tanto que toma como testigo a la recova, y se aleja con lágrimas al ver que “lo que ayer fuera grandeza hoy mostraba sólo ruinas”.


Yo la he visto cuando moza

ir tejiendo fantasías

con sus sueños de alto vuelo

y sus noches de champán.

¡Pobrecita! quien pensara

los finales de sus días

y en la trágica limosna

vergonzante que hoy le dan.

Me alejé, Vieja recova,

de su lado, ¡te imaginas,

amiguita de otros tiempos,

qué dolor llegué a sentir!

Lo que ayer fuera grandeza

hoy mostraba sólo ruinas,

y unas lágrimas porfiadas

no las pude desmentir.

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